
Nico y Rocío se conocieron en la prepa y “desde que lo conocí me dijo: ‘Voy a ser jinete y voy a ir a una olimpiada’. En nuestra época de novios, me llevó a un concurso y tiró un obstáculo y después me preguntó: ‘¿Lo tiré con las manos o con las patas?’, y le dije: ‘Pues... ¡tiraste y ya!’. Después de 18 años juntos, lo veo y ya sé cuándo se va a caer, por qué y con qué va a tirar el obstáculo. Me volví experta en caballos por estar con él”. ¿Qué es lo que más admiras de Nicolás?Admiro que él siempre ha sido súper tenaz, todo lo que busca, lo construye y lo logra. Son matrimonio y también socios de trabajo...Hemos empezado a estar juntos en el terreno de los negocios y hemos enfrentado altibajos porque confrontas la parte profesional con la personal. Hemos aprendido a no enojarnos como matrimonio cuando algo sale mal en el trabajo nos enfocamos en resolverlo. ¿Qué cualidades has tenido que desarrollar para ser la compañera de Nicolás?La paciencia y la comunicación. ¿Cuáles son los secretos para que su relación sea funcional y saludable?El espacio que tenemos cada uno es importantísimo, estos momentos en los que él está de viaje y yo estoy en México, no son una tragedia, él ve a clientes, descansa, yo estoy en México con mis hijos, mi familia, mis amigas, este espacio en nuestra relación ha sido súper importante. Después, el respeto mutuo de nuestras cosas y nuestra forma de ser, el respetarnos como pareja, como esposos, como compañeros de trabajo y como papás. ¿Qué aprendiste de ti con tu relación con Nicolás? Que puedo hacer más de lo que yo creo, en ocasiones él me reta mucho y me hace sacar lo mejor de mí y además he aprendido que ¡mi paciencia es gigante” (ríe).
